Juan es precioso, la verdad. Es inquieto, con cara de listo y unos ojillos expresivos a tope, no para un segundo de descubrir el mundo a su alrededor. Y sus padres, Clara y Tomás, no pueden dejar de mirarle, de abrazarle, de jugar con él. No me extraña. Ha sido un lujo poder compartir un ratito de juegos con ellos y ver como se les cae la baba con su niño. ¡Muchas gracias por todo, familia!
Escribir comentario